viernes, 3 de octubre de 2014

NO QUEDA CALLE DE COLUMBAS

premonición a las 05:43 AM


 
 
desnuda visité un rincón de tu memoria...
 
Cristina Martín




tengo dos tres cuatro muñecas
en el único brazo
que me va quedando
bueno

o libre

que por arte de magia y porterías
renegué de ellos
cuando se me erizó la palabra
muda
aún sabiendo que sueles llevar rizos en los dedos
justificando así el arte de mi azar

y es que ayer
tuve un sueño de esos feos

casi diría
tremendo

soñé de qué me iba a morir

y no era ni de viejo/ ni de cáncer/ ni de gatos
ni de maceteros

iba a morir
a causa de un bombazo

así
tal cual como lo oyes

en el maldito play de los inefables terroristas

como se ha puesto de moda
esto de andar poniendo bombas aquí en Santiago
se me metió una hormona Nostradamus
en el encaje más tibio que masturba la pesadilla
  que iba pasando por una cafetería de la calle Londres
  que entraba pues tenía que entrar
  no recuerdo si era una cerveza/ un té/ o una empanada
  lo que me estaba sirviendo
  quizás no consumía nada
  o tal vez desde hace años que me consumo yo mismo y tan despacio
  no lo sé/ solamente estaba ahí
 
  y más allá del sueño
 
  el asunto es que como un satánico estornudo patrocinado por el TNT
  el mundo desaparecía en un brutal chispazo
  llevándose en sus nalgas
  a una docena de comensales
  acostumbrados a ser perros
  sin saber ladrar

  el flash que te dejó ciego
  cuando tuviste cuatro ojos
  y un labial

  la vida es una miseria cuando te sobra y te la suda
  y esa cochinada/ el humo previo de la cruz que le falta un codo
  las fugaces miradas manicomias
  en aquella fracción de segundo previo
  a la avalancha demencial
  de los abejorros

  y la explosión

  y el silencio que jamás ocurrió

  y el humo negro y rojo y hediondo a piel incinerada
  y los gritos y las paredes en el suelo y la nube de tierra que se levantaba hasta tu casa
  y la psicosis y las sirenas y la gente corriendo y lo mutilado del paisaje
  y la poli cerrando lo que quedaba de calle
  y la prensa que salía enloquecida desde sus despachos cogiendo frenéticos sus veloces Renault
  y la presidenta Bachelet muerta de miedo en el Congreso
  y las palomas que no querían posarse nuevamente sobre los tejados/ y lloraban
  lloraban como pájaros llorando
  y un niño que llegó corriendo desde anda a saber dónde
  que pasó por debajo de los cordones de seguridad vulnerando plásticos y carnes
  y que apenas apreció lo macabro del espectáculo
  se sentó en la cuneta/ se tomó la cara con las manos/ tembló
  y se convenció que lo fragmentado de los miedos
  no eran esas manos sucias y peludas
  que aparecían por las noches debajo de su cama

  y que lo agredían

  no
  que no era nada eso

  era esto otro
  que tenía al frente de sus ojos

  un café descuartizado
  donde nadie
  alcanzó a pagar la cuenta
  ni la sangre


       cuando desperté por la mañana
       lo que realmente
       me atormentó hasta lo imposible
       no fue la profecía

       no,
    
       fue otra cosa
    
       fue el no poder darme cuenta
       quién se carga a quién
       cuando se sueña









1 comentario:

P MPilaR dijo...

* a esas, que salirse del asesinato es
darle los buenas días al sueño infernal.
'Ahí nace el indulto'
y era morir dos veces*